sábado, 23 de mayo de 2009

Paleta

Antes escribía los posts a mano, y los pasaba en limpio en el ordenador. El hecho de hacer muchos borradores producía unos textos bastante depurados. Ahora, pero, se me ocurre un post, y me lanzo directamente sobre el teclado. También hago borradores, pero uno mata al otro: más que borradores son leídas. Podría simplificar y decir que he acabado haciéndolo así por pereza, pero puedo crear una respuesta alternativa y quedar mucho mejor. No es exactamente pereza: es una necesidad de imediatez, de “acción” que la escritura a mano no me proporciona, porque requiere más pasos y mucha más paciencia; con el tiempo, la escritura a mano se ha convertido en una resistencia que he de vencer. Pero, la razón principal es que, si bien la escritura a mano va bien para pulir detalles, el acabado de las frases, la escritura directa al procesador de textos permite “ver” la estructura del texto. De un vistazo puedes comprenderla, porqué siempre son textos cortos. Es una manera de trabajar que quizá no pule tanto los detalles, pero gracias a la que te das cuenta con más seguridad de donde deben acabarse los párrafos y donde has de poner los puntos y coma. Cosa que nunca hago bien en la escritura a mano, y que en los primeros posts que publiqué ya se nota que baila; cuando escribo a mano el texto se me presenta más bien como una masa informe e indiferenciada, y es a copia de borradores que lo voy desbrozando; el processador de textos permite desbrozar directamente. El processador de textos es una gran herramienta, y tanto si se combina con la escritura a mano como si no, una herramienta eficaz que me permite dar forma a lo que quiero expresar con los matices que a mí me gustan. El equivalente sería la superficie donde mezcla los colores el pintor.

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