Eso de fundirse ante el éxito no es gratuito. Al principio, yo escribía el blog sin ser demasiado consciente que alguien podía efectivamente leerlo. La primera vez que un popular blog que a veces habla de libros habló de mi blog, y recibí muchas visitas (situó mi blog en el mapa catosferico, por decirlo de alguna manera) me sentí tan observada que soñé que salía a la terraza en ropa interior. Fue muy desagradable. La primera vez que me entrevisté a mi misma, como que todavía no era consciente de que me leía alguien, hablé sinceramente de lo divino y de lo humano. La segunda vez, me hice cuatro preguntas a las que di una respuesta escueta; no me salió decir más. De este cambio tubo la culpa el hecho de saberme leída... Es evidente que una no escribe igual si lo hace por una misma o si sabe que los demás han de leerlo... Y, al principio, pasar de ser el mío un blog ignorado a ser consciente que había gente que me leía, casi me bloqueó... Supongo que el éxito también puede ser un arma de doble filo.
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