En eso de la escritura, fluctúo. Tan pronto estoy muy orgullosa de lo que he escrito como me vienen todas las ganas de borrarlo. Sé que el alimento de la vanidad obtenido de publicar un blog no es nada malo, pero así y todo no me gusta estar sedienta de reconocimiento. Ahora, es evidente que puede ser un arma de doble filo, perqué si lo hiciera tan bien como me dicen algún editor ya me habría descubierto, y no ha sido así. ¿Qué significa esto? Pues que la gente que piensa que escribo bien lo cree ingenuamente y de buena fe, pero son gente que no tiene ningún poder en el medio. No diré que no tienen criterio porque, francamente, ¡me cuesta pensar que alguien que cree que lo mío está bien no tiene criterio! Evidentemente la gente que piensa que mi blog es bueno entiende mucho, je je... Lo que quiero decir es que, visito una página literaria en castellano, y se habla de premios literarios (sobre papel). Visito una página en catalán y se habla de premios literarios (virtuales). Diferentes idiomas, mismas inquietudes. La verdad es que veo que lo hay más sedientos de reconocimiento que yo... ¡el reconocimiento que yo quiero es que me lean! Algo de lo que me doy cuenta es de que, tanto por estos premios virtuales como para los sobre el papel, lo más importante es tener tu red social. Los seguidores que puedas tener, la gente importante que puedas conocer... Yo, ni tengo seguidores del blog, ni conozco a nadie. Ya lo dicen que cuando no puedes conseguir algo finges desinterés por ello, y precisamente yo podría estar diciendo esto de que no me interesan los premios porqué no tengo oportunidad de ganar ninguno... No lo sé. Yo de momento soy feliz publicando mis post, que de acuerdo, lee poca gente, pero lee alguien, y no tengo ganas de entrar en el mundo de la farándula... Ahora, es evidente que no sabes nunca si podrán venirte ganas de lucir un vestido de faralaes...
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