Al final, he llegado a la conclusión que, aunque Álvaro no me ame, yo sí que me amo a mí misma. Aunque he de reconocer que me ha costado un poco llegar hasta aquí... más de diez años...
(Sé que hay a quien puede extrañarle que esta persona tenga un nombre diferente en cada blog: no lo hago adrede, pero me doy cuenta que así se simboliza perfectamente su doble cara, su falsedad.)
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