lunes, 26 de octubre de 2009

La fuerza de la mirada

Una vez acompañé a mi librero a qué le hicieran una sesión de fotos. Esta amiga lo que quería es que le hicieran un “book” como los de las modelos, aunque tengo entendido que los books de verdad no los paga la modelo, sino que un book es el testimonio en imágenes de todos los trabajos que la modelo ha tenido a lo largo de su carrera. Bien, por el caso, ella no era modelo pero quería posar como si fuera una modelo, para tener, cuando sea vieja y fea, pruebas de lo bonita que era cuando era joven y bonita; vaya, esta es la única explicación que se me ocurre para querer hacerse una serie de fotografías de estudio de este tipo. Mi librero se compró un vestido de noche para posar en ellas y todo. Yo fui testigo de toda la sesión, por otro lado un “rollo papatero”. Cuando hubo acabado las fotografías, el fotógrafo dijo: “muy bien, no creí que fueras a darme tanto”. Yo pensé... (sic) ¿dar tanto? ¿Qué es exactamente lo que una modelo ha de dar al fotógrafo? Ojeando revistas del corazón me he dado cuenta. Me parece claro: un fotógrafo quiere una “mirada de polvo”, que digo yo, es decir, que mires a la cámara (y por tanto al fotógrafo y a la persona que va a mirar la fotografía) como si fueras a follar con él. Es esta cara con la que todas las modelos salen en los anuncios, y no quiero decir los anuncios de las revistas porno, sino los anuncios normales de revistas y televisión: la cara de polvo. Y que reza: “si compras este producto será como si estuvieras follando conmigo, como si yo te amara”. Debe ser una mirada sincera, debe ser una mirada poderosa, y debe ser una mirada cálida. Íntima. Una mirada en que la modelo se deje la piel. Saber hacerla se llama “posar”. Fijaros bien: las mejores modelos no son las más rubias, las más agraciadas o las más delgadas (porqué todas las chicas que quieren ser modelos son rubias, agraciadas y delgadas). Lo que hace la diferencia es dominar el arte de posar, el arte de mirar a la cámara con “mirada de polvo”; saber transmitir el sexo ( ¿o es el amor?) con la mirada. Y eso no tiene nada que ver con estar desnuda físicamente, es la mirada la que debe desnudarse. La modelo debe mostrar que se siente querida; para ello el feeling con el fotógrafo es muy importante; y no creo que la expresión de amor en los ojos pueda retocarse con ningún photoshop. ¿No habéis oído decir nunca aquello de “la cámara la adora”? Es porqué saben mirar a la cámara así. Evidentemente, esta amiga mía no sabe poner esta “mirada de polvo”, ni tan sólo sabe que eso exista, y las fotografías quedaron como las de cualquier persona de la calle un poco agraciada que se hace fotografías, no como las de ningún book de modelo. Pero ella ya estuvo satisfecha con ellas, y yo, después de picar-me de pie todo el rollo de la sesión para acompañarla, pues también. Al final de la sesión, apelando a mi vanidad, el fotógrafo mostró interés en convencerme para que yo también me dejara hacer este tipo de fotografías... ¡horror y terror...! Yo no dejaría que nadie me robara el alma. No me las hice. Y no me arrepiento de ello. Suficientes problemas tengo para encontrar a alguien a quien mirar de esta forma en la vida real, ¡cómo para ir dejando que me retraten!

1 comentario:

Ferragus dijo...

¡Debiste intentarlo, Clara…! Qué ánimos los de tu librero. Nada mejor que la mirada ‘sensual’ de una mujer en una fotografía (cara de polvo, según tú; ja, ja, ja)
Besos