domingo, 5 de octubre de 2008

Pensar la soledad es pensar la muerte

Veo este título por Internet y me llama la atención. ¿Qué debe haber escrito el autor bajo este epígrafe? El caso es que para mi soledad no equivale muerte; siempre he estado sola, y bien viva, y disfrutando de la existencia a pesar de los altos y bajos emocionales. Claro que a veces también me aburro de estar sola, pero hace poco oí que sólo del aburrimiento nace la creatividad, y creo que es bien cierto. Si no tuviera tantos ratos muertos que lleno pensando, es evidente que no escribiría. Este “no hacer nada” yo sola es el caldo de cultivo perfecto para que nazca la escritura. Para escribir, se ha de tener tiempo para estar en Babia. Mi enfermedad mental me lleva a preferir estar sola a compartir ratos con gente de carne y hueso; habría excepciones, claro, pero contadas y infrecuentes, y suficientemente espaciadas para que tenga tiempo de digerirlas. Pessoa decía que escribir era su manera de estar solo; esto también puede ser cierto para una escritora más de estar por casa. A partir del momento en que llegas a la conclusión de que el tiempo pasa y no vas a compartirlo con nadie, la escritura se impone como una de las pocas actividades con las que vale la pena compartir este tiempo. Claro que podría dedicarme a mirar la televisión. Claro que podría hacer punto de cruz. Pero son cosas que no me atraen; me atrae más leer, escribir y escuchar la radio. No sé exactamente si escribo porque estoy sola o si estoy sola para poder escribir. Llega un punto en que sólo hay soledad, y para llenarla, pues escribo. Pero estoy bien en esta dinámica. Para mí, pensar la soledad no es pensar la muerte; es pensar la escritura, es pensar la vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo leo para no estar solo.