lunes, 31 de agosto de 2009

Vivir de sueños

Mi librero me lo dejó claro el otro día: eso que piense que las pastillas me bloquean la imaginación no es más que una tontería mía. Que crea que podría ser escritora es una fantasía más de las provocadas por mi enfermedad. Es evidente que sólo soy una aficionada, y que no pasaré jamás de aquí. Eso de creerme que soy escritora es una fantasía más de las creadas por mi mente enferma, como cuando creía que Álvaro era mi novio (y no lo era, e incluso salía con otra chica); ambas fantasías salen del mismo lugar. Tengo tendencia a crear esta especie de fantasías. No pasaría nada si las tuviera y no me las creyera, pero el problema es que me las creo. Pues ya lo tengo, eso es lo que he de creer, esta es la realidad: no estoy capacitada para ser escritora ni lo estaré nunca. Puedo jugar a serlo, puedo entretenerme tejiendo un blog y haciendo borradores, pero vale más que vaya bajando de la nube de pensar que escribir de verdad puede ser una realidad algún día. Que soy escritora es una fantasía más de mi mente enferma, cuanto más pronto lo acepte y viva a partir de ello, mejor iré. Que por no ser escritor no pasa nada.

domingo, 30 de agosto de 2009

El rastro del macho

En el Blog de una lectora escribí una entrada que se titulaba “el hombre cañón”. La cosa venía de un guerrillero que aguantaba con su propio cuerpo el tubo de un cañón, para que este pudiera ser disparado. Es decir, que eso del “hombre cañón” era literal. Se trataba del relato Gaspar Ruiz, de Joseph Conrad. Pero, lo que no tuve en cuenta es lo que puede representar un “hombre cañón” en la red y en la actualidad... Y no puedo dejar de sonreír y de preguntarme cuanta gente se debe haber sentido decepcionada por lo que hay escrito (y sin ninguna foto, además...) después de seguir el hilo de un título tan prometedor...

sábado, 29 de agosto de 2009

Alivio

A veces pienso en mis compañeros y compañeras de clase de aquella época, los que me lo hicieron pasar tan y tan mal con sus burlas. Algo que tengo claro es que si escribo el blog es porque no he de verles al día siguiente, que si al día siguiente tuviera que ir a la escuela o al instituto no escribiría nada de todo eso. Estoy seguro que si gente de aquella época supieran que escribo esto se burlarían de mí exponencialmente, como hicieron siempre, de hecho. Por suerte, ahora puedo vivir como si no existieran.

viernes, 28 de agosto de 2009

La perspectiva que da el paso del tiempo

Hojeando el índice de la obra poética de Borges me di cuenta que escribió la mayoría de libros entre los 60 y los 80 años. Hoy leo que Cortázar publicó sus primeros cuentos cumplidos los 40. Es evidente que escribir requiere madurez, que el paso del tiempo juega a favor del artista y le dota de perspectiva, capacidad de relativización y distancia... Pero Jane Austen, por ejemplo, a los 20 años ya era Jane Austen, y no vivió más de 40... aunque el suyo es un caso excepcional, y no hay muchos así. Supongo que cada cual ha de saber encontrar su propio ritmo, la velocidad a la que respirar... Y yo me digo: tienes tiempo, tienes toda una vida de tiempo... quiero decir que, si quisiera ser deportista, y ganar un maratón, es evidente que ya se me habría pasado un poco el arroz, pero por suerte esto no es una carrera, y no he de ganar a nadie, (aunque reconozco que en cuestiones de escritura soy un poco más competitiva de lo que acostumbro a ser en otras áreas de la vida); no se trata de ganar el maratón, sino tan solo de estar lo suficientemente preparada para poder empezarla y acabarla. Y para eso hace falta experiencia, y haber vivido un poco. En cambio, puede decirse que yo todavía no he soltado el cordón umbilical... y que tengo muy pocas ganas de soltarlo...

miércoles, 26 de agosto de 2009

Táctica y estrategia

Guardiola dice que la táctica son los jugadores de los que dispone el equipo... me parece que eso puede traspasarse a las novelas: la estructura de la novela son los personajes que salen en la novela.

lunes, 24 de agosto de 2009

Estrangularse con la propia tela de araña

Hace diez años no tuve problemas para inventarme una novela. No la acabé, era muy mala, pero... fui capaz de crear ficción. El problema, de hecho, fue que la ficción que era capaz de crear rebasó los límites de la escritura, y se apoderó de mi vida. Empecé a creer cosas que no eran reales; caí enferma. Desde que fue evidente para los médicos que era necesario medicarme, para retornar todas estas ficciones al lugar donde pertenecían, es decir al mundo de los sueños, he escrito poca ficción. Mi cabeza no inventa fuera de la escritura, y eso no pone en peligro mi relación con la “realidad”, pero tampoco puede inventar dentro de la escritura.

El primer medicamento al que estuve sometida me retiró la regla, con todos los problemas que eso comporta para una mujer joven, y sufrí mucho sin poder tener la regla: me cayó el cabello, engordé, perdí el apetito sexual... pero todavía puede permitirme algunas intentonas, y bajo sus efectos todavía puede inventar alguna cosita. Pero desde que se empezó a introducir en mi cuerpo una nueva sustancia, un nuevo medicamento sin tantos efectos secundarios, “la bomba” para mi enfermedad, según mi librero, no he podido volver a escribir ficción. Simplemente, no se me ocurre. (¿Qué prefieres, poder follar aunque sea contigo misma, tal y como aconsejan que deben hacer los enfermos mentales, o poder inventar?) Y en cambio tengo unas pesadillas (y digo pesadillas, no sueños) muy creativas, con introducción nudo y desenlace, que, si fuera capaz de traspasar al papel... Pero su recuerdo desaparece como desaparecen las pompas de jabón... Toda la creatividad se me va en las pesadillas...

En fin, que no hay nada que hacer, mientras tome este medicamento, “la bomba”, - y no puedo dejar de tomarlo tan fácilmente-, probablemente no podré volver a escribir ficción. ¿Se está ahorrando la humanidad otra ficcionadora mala? A buen seguro. Pero preferiría poder crear ficciones flojas antes de ser la poseedora de esta tierra baldía en que se ha convertido mi capacidad de fabulación. No puedo, pero quiero, inventar. Pero parece que esto a lo que llaman salud es lo primero.

sábado, 22 de agosto de 2009

Significarse

A menudo, cuando veo al autor de un blog comprometido con una causa, pienso: eso está muy bien, eres muy buena persona, pero... ¿dirías lo mismo si aquí y ahora no tuviéramos libertad de expresión? ¡Qué fácil resulta luchar por una buena causa cuando sabes que no serás perseguido por hacerlo! Los que defienden causas tan alegremente deberían plantearse, solos consigo mismos, si, en el caso que defender aquello fuera perseguido, si se fuera a la cárcel por defender aquello, lo defenderían igualmente. Yo lo tengo claro: en caso de persecución, yo no lo haría. Esta es la razón por la que no me comprometo con “causas”.

Está muy bien que un escritor defienda los derechos humanos, pero, ¿lo haría si eso pusiera en peligro sus propios derechos? Sólo en ese caso la lucha es aceptable. Está muy bien ser un escritor comprometido, pero también ha de tenerse muy en cuenta el contexto en que se adopta este compromiso. Demasiadas veces, en este nuestro contexto, estas reivindicaciones son solo figuración, una manera de relacionarse; nos afiliamos a estas causas como un lujo más de nuestra sociedad bien cebada, pero este compromiso no representa ningún despeinamiento real para el tan prestigiado “escritor comprometido”...

viernes, 21 de agosto de 2009

Overignorantota

No ha sido hasta hoy que he descubierto que “sobre todo” en castellano se escribe separado, que sería el “sobretot” catalán, que un “sobretodo” todo junto es una pieza de abrigo. A pesar del tiempo que hace que escribo en catalán y castellano no me había dado cuenta hasta hoy. Pero lo más grave no es el montón de veces que debo haberlo escrito mal en todos mis textos y que me veo físicamente incapaz de corregir: lo más grave es que, en su día, debí buscar en el diccionario castellano-inglés la palabra “sobretodo” toda junta (la que quiere decir abrigo), pensándome que buscaba “sobre todo” (por encima de todo) y encontré “overcoat”, es decir, “sobre abrigo”. Y yo, toda convencida que en inglés “sobre todo” se decía “overcoat” he usado esta expresión a troche y moche en los textos que he escrito a lo largo de mi vida en inglés. Que ahora no son demasiados, pero que durante un tiempo fueron algunos. Es decir, que en vez de decir “sobre todo” durante toda mi vida he estado diciendo “sobre abrigo”... y me he quedado tan ancha... ¿Qué deben haber pensado las personas que lo han leído? No hace falta decir que hay veces en las que querría hacerme invisible...

miércoles, 19 de agosto de 2009

Con diurnidad y alevosía

Quizá a alguien le extrañe la actitud crítica que he tenido contra algunas personas que he conocido a lo largo de mi vida en los últimos posts. No acostumbro a hablar mal de nadie, y de golpe y porrazo, dos posts que suenan claramente a venganza... (He estado a punto de titularlos “revenge”...) (Como que sé que las personas criticadas jamás serán capaces de poner una justificación de lo mal que me han hecho sentir por escrito... ¡Aunque sí que serían capaces de soltarme una buena bronca!). Sólo querría decir, como justificación, que la gente normal suele tener una pandilla de amigos y conocidos con la que se desahoga y puede poner los puntos sobre las ies si algo le hace sufrir. Yo no tengo ninguna pandilla de amigos con la que desahogarme. Sé que, ya que tengo la oportunidad de escribir, debería aprovechar para hablar de temas serios y cultos, de libros, incluso de política, que criticar a los políticos queda la mar de bien, y criticar a otros escritores parece muy docto. Que usar el blog para desahogos personales cuando tengo pretensiones literarias queda feo. Lo sé. Pero, así y todo, si escribo es para poder permitirme travesuras como esta de vez en cuando...

domingo, 16 de agosto de 2009

Alta toxicidad

Hace quince años, mi librero me dijo: “yo no quiero ser feliz, yo quiero ser rica”. Ha pasado el tiempo, y lo ha conseguido: tiene la vida resuelta. Y evidentemente, no es feliz. Se debe vigilar con los deseos, porqué a veces se cumplen... No es feliz, más bien es una amargada de la vida que ni vive ni deja vivir a los demás; una relación toxica para los que no tenemos más remedio que aguantarla. El flujo de dinero constante no sólo no le ha endulzado el carácter sino que le genera cada vez más ansiedad por acumular más... Ya lo dicen: sólo es feliz en la riqueza quien ya lo era en la pobreza, y el dinero es como el agua salada, cuando más se bebe más sed de él se tiene...

Mi librero (otro de librero) es el tipo de imbécil que te dice una cosa, te hace creer una segunda, hace una tercera y piensa una cuarta, todas diferentes. ¿Es falso, manipulador, o tiene una personalidad auténticamente poliédrica? En todo caso, otra relación tóxica.

Estas son las dos personas que más he amado a lo largo de mi vida. Me han manipulado, engañado y hecho sentir como una mierda. Son en parte responsables que yo tengo problemas para establecer otras relaciones de amistad y de amor, porqué, si tener una relación con alguien es eso... La familia no se escoge, tampoco escoges de quien te enamoras. Pero, mientras no sepa evitar que una relación se vaya al garete de esta forma, mientras no sepa envitar que me manipulen, me enganyen i me hagan sentir como una mierda, prefiero estar sola.

domingo, 9 de agosto de 2009

Mentalidad medieval

Me avisa mi librero que eso que Tristán e Isolda no le dijeran al rey Marco lo que había pasado entre ellos en el barco no se trata que Isolda quisiera ser reina a toda costa, sino de la mentalidad medieval. Tristán es un súbdito del rey Marco. Isolda es un trofeo que le lleva. Son propiedad del rey Marc, y están a sus ordenes. Como tales, ni tan solo pueden plantearse salirse del dibujo de su destino, quiero decir que ellos no pintan nada, ni pueden decidir nada. Simplemente, Isolda está destinada al rey Marco, es para él, y confesar la verdad, a pesar de lo que el mismo rey dice al final de la historia, sólo les hubiera traído nefastas consecuencias. Sería como si Tristán hubiera llevado una camisa de seda muy valiosa como regalo para el rey Marco, y que el rey Marco la hubiera estado esperando con impaciencia, y que la hubiera roto. Evidentemente, cuando eso se hubiera sabido no le habría traído más que problemas... En la mentalidad medieval, las personas pueden ser una propiedad, y las propiedades aceptan su destino sin platearse que este pudiese ser diferente. Pensar que son ellos quienes “escogen” es verlo con ojos de persona de nuestra época.

sábado, 8 de agosto de 2009

Ciudadana del mundo

La patria es un tic de la clase media: los ricos de verdad y los muy muy pobres son apátridas, ciudadanos del mundo.

viernes, 7 de agosto de 2009

Encendida melancolía

Ayer oí por la radio que hablaban de la melancolía, que es diferente de la tristeza y la depresión. Me viene a la cabeza que Tristán, el enamorado, era un ser melancólico... Nada se dice del carácter íntimo de Isolda en este aspecto. Ella sufre por amor, pero jamás la vemos “melancólica” de la manera introspectiva en que lo está Tristán... Siempre decimos “Tristán el enamorado”, y lo ponemos como ejemplo, pero jamás he oído decir “Isolda la enamorada”. Ella es Iseo la Rubia, y su principal característica es ser tremendamente bonita. Pero no se la pone como ejemplo de enamorada, sino como mujer que puede dar placer a un enamorado, que puede justificar un enamoramiento como el de Tristán, tan fiel y absoluto... Si ella no fuera tan bella, no se entendería le sorbiera el seso a Tristán hasta el punto en que se lo sorbe... (Y eso no significa que sólo una mujer tremendamente bonita pueda justificar una amor como el de Tristán: significa que cuando estamos enamorados el objeto de nuestro amor siempre nos parece diferente a los demás, y tremendamente bello...) Una vez escribí que, al principio, cuando ya se han metido en la cama y ella todavía debe casarse con el rey Marco, no le dicen al rey nada de todo ello y ella consiente en casarse porqué quiere ser reina. Es decir, que ama a Tristán, pero Tristán no es rey... una persona necesita realizarse haciendo alguna actividad, y a ella la han educado para ser reina. Y, como se ha dicho muchas veces, es ella quien dirige a Tristán. Si ella consiente en casarse con el rey Marco, si no le dicen la verdad, es porqué, quizá porqué es el destino que le han buscado sus padres, quizá porqué ella quiere, ella debe ser reina. Además, en aquella época, cuando estabas destinado a algo, no debía ser fácil salirse de la rueda; Isolda estaba destinada al rey Marco, y a ser reina. Claro que podían haber hablado antes que se casaran, y de hecho, yo no entiendo demasiado porque no lo hicieron, pero entonces, claro, ya no habría historia... Que Isolda quiere ser reina por encima de todo quizá no es una explicación demasiado halagüeña para Isolda, y no sé si dice poco de alguien anteponer sus necesidades materiales a las necesidades del amor (porqué Tristán se despreocupará de todo), pero pensemos que Isolda quería hacer matar a Branguena, o sea que hacer cosas “no bondadosas” (y muy humanas) está en ella. O sea que tenemos un Tristán melancólico a quien el amor le sorbe el seso y una Isolda calculadora que quiere tenerlo todo, el bienestar material y el placer... Pero, a pesar que calcula materialmente, Isolda no ha calculado que no podrá prescindir de Tristán, y por ello se va con él al bosque, por ello va buscarlo al final... en el fondo, también el amor le ha sorbido el seso a ella, aunque tiene una manera de demostrarlo diferente a la de Tristán... Tampoco querría sacar de ello un prototipo, eso no significa que un hombre siempre se despreocupe de todo por amor o que una mujer siempre calcule el bienestar material... hay de todo en al viña del señor; eso sólo significa que esta combinación puede darse en las relaciones entre las personas. Y la melancolía también es un sentimiento que puede embargarnos, aunque no estemos enamorados, aunque no sea otoño...

miércoles, 5 de agosto de 2009

LOS TRES TIPOS DE ARTISTAS

1) El artista para quien el arte es una necesidad casi física, directa, como lo son las de comer y beber. Para éste el arte es una función vital.
2) El artista para quien el arte es un refugio, un modo de olvidar la vida; como un narcótico, un vicio cualquiera, un alcohol.
3) El artista para quien el arte es una tarea, una misión que se ha de cumplir.

Máscaras y paradojas
Fernando Pessoa

lunes, 3 de agosto de 2009

Proceso de vaciado

Escribir textos que después borro o tiro o quemo se ha convertido, con el tiempo, en una de mis actividades más practicadas... No es que me guste hacerlo, de hecho no me gusta nada, pero son cosas que no debí haber escrito. Por suerte, borrar, tirar, quemar es posible, y lo que una vez dijimos sin pensar demasiado en ello no queda grabado sobre piedra... A veces necesitas desahogarte diciendo una cosa. Pero no siempre te sientes cómodo con lo que has dicho. No es que te arrepientas de haberlo dicho, al contrario, volverías a hacerlo. Sólo que, cumplido el proceso de “vaciado”, ya no te interesa que el texto esté allí recordándote la sensación que lo provocó... ¿Es una lástima? ¿Es una forma de automutilación? Para mí, es simplemente una manera de protegerme de mí misma.

domingo, 2 de agosto de 2009

El aprendizaje protector

Aunque ahora ya no me interese leer novelas, durante todos estos años he ido acumulando unas cuantas que (¡oh...!): no he tenido tiempo de leer todavía, antes que me dejara de gustar leer novelas... Pero, si las tengo, tendré que leerlas, no puede ser tener un libro que no se haya leído (sic)... las compré pensando sinceramente que las leería... En conclusión: que he decidido ponerme manos a la obra y empezar por una que me parece atractiva: sexo, violencia... y sin rock’n’roll, porqué las músicas son otras. (También muy pecaminosas, pero, eh?, ¡qué os pensáis!) Y, no me lo esperaba, pero en seguida ha explotado. Me interesa, me interesa. Y me doy cuenta de cuanto tiempo hacia que no leía así, impulsada por un hilo argumental... Leer poesía y ensayo está bien, pero la emoción de continuar leyendo para saber “qué pasará” sólo puede dártela leer una novela que no hayas leído antes... y es incomparable. Ay, ¡cuanto tiempo hacía que no leía una novela que me gustase así! ¿Cómo he podido estar tanto tiempo sin hacerlo? Que, desengañémonos, lo que tira de mí de esta novela es el sexo y ver como están descritas las relaciones entre los protagonistas... y que está bien escrita y puedo aprender cosas (de la estructura y de expresar un contenido, por ejemplo la locura del personaje femenino), aunque para eso harían falta más lecturas de las que me parece que estoy dispuesta a hacer... Pero, por ejemplo, una cosa que veo con una lectura simple como la que yo hago: la distribución del material de los capítulos. Me acuerdo que cuando yo intenté escribir mi novela, en cada capítulo cambiaba de escena. No sabía hacerlo de otra manera. Intentaba imitar un best-seller ramplón que hacia poco que había leído y allí las escenas estaban distribuidas así, sin complicaciones. Pues bien, mi autor de ahora es capaz de encadenar diversas escenas en un mismo capítulo, conjugándolas hábilmente. De acuerdo que se trata de un “capítulo de transición” que podría parecer un trámite para colocar a los personajes en otro lugar (aunque empiezo a darme cuenta que en las buenas novelas no hay “capítulos de transición”, sino que cada capítulo tiene su razón de ser.) ¡Recuerdo que yo lo hice mucho, esto, de poner en mi novela “capítulos de transición”! Ay ay... Cómo me equivocaba... Un buen texto (sea un microcuento o una novela) ha de haber aprendido la lección de los anuncios: que no debe haber nada sobrero ni de “transición”, todo lo que sale en el anuncio ha de ir encaminado a potenciar el mensaje que quiere transmitirte el anuncio: en un anuncio del zoo no saldrá una cámara de fotografiar si no es que visitando en zoo te regalan una, por ejemplo, o si no es que quieren decirte que allí podrás disfrutar usándola. Pues, aunque el mensaje de una novela no esté encaminado a venderte un producto, sí que en cierta manera quieren transmitirte como son aquellos personajes (este es su producto, podríamos decir). Por ello, incluso en las escenas que parece “de transición” nos han de estar mostrando como son los personajes y como se relacionan. Eso lo hace mi autor, y eso es lo que tira de mí. Luckacs dice que los personajes de las novelas son seres que buscan... jamás lo había visto tan claramente reflejado en una novela, eso. Qué buscan o qué creen que buscan... bueno, no lo sabré hasta que no lo encuentren, si es que lo encuentran, aunque empiezo a tener interesantísimas teorías...

(La novela de que hablo es El cielo protector, de Paul Bowles. No lo he dicho hasta ahora no porqué quisiera parecer misteriosa, sino porque quería hablar de “la novela”, así en abstracto, y no de esta novela concreta, aunque que esta sea el ejemplo concreto que ahora me ocupa y de donde he sacado la inspiración para escribir el post.)

sábado, 1 de agosto de 2009

Encantada de haberme conocido

Es cuando te conoces a ti mismo que empiezas a entender el mundo...