jueves, 19 de febrero de 2009

Angustia

Recuerdo que (cuando todavía miraba la televisión) vi una película feminista americana un poco vieja donde salía Larry Hagman de joven (el actor que más tarde haría de J.R.) (Curiosamente, haciendo de hombre normal, es decir, de malo según la película.) La película se titulaba El Grupo y fue un descubrimiento, sobretodo por la relación de amistad entre las ocho protagonistas, por la “pandilla” que configuraban. Años después, no hace de ello demasiado tiempo, apareció la novela en castellano, que es de la escritora americana Mary McCarthy, y que está ambientada en la pre-guerra mundial, y que compré y leí con entusiasmo.

Es una novela construida con gran sencillez, y que hace la trampa de no dejar ver nunca como se relacionan las ocho protagonistas cuando están juntas, sino que siempre las vemos de una en una o vemos su amistad de manera indirecta; pero, a pesar de las costuras, pienso que es una obra que ha resistido admirablemente el paso del tiempo. La novela, pero, es un poco diferente de la película, porque deja a la imaginación del lector cosas que en la película a la fuerza deben quedar resueltas, y de un modo muy interesante, además. Donde la novela insinúa, la película muestra. Por ejemplo: una de las protagonistas cae por una ventana, y se mata. En el libro no se da una explicación. En la película, en cambio, se ve que cae (o que se tira) por la angustia que le provocan los anuncios sobre la guerra que oye por la radio. Se trata de una persona muy sola, que después de divorciarse y con la pandilla medio disuelta, se dedica sólo a escuchar la radio, y a quien lo que oye impacta mucho. El detonante de no poder soportar la angustia, en la película, es la radio.

Ayer me vino a la cabeza a la fuerza esta escena cuando oí a un economista hablando de la crisis, y de cómo hará cambiar nuestro mundo. Nadie dice que todos los vaticinios catastrofistas deban cumplirse, pero... (Ni tampoco estoy diciendo que la radio no deba hablar de eso...) Han empezado los primeros alarmismo, y a partir de ahora nos crecerán los profetas... Aquello que oí fue la primera avanzadilla del anuncio del fin del mundo tal y como lo conocemos. Y quizá no será exactamente el fin del mundo (no es la guerra, no es ninguna invasión extraterreste... ), pero lo que está pasando, y que están anunciando, quizá sea algo peor que todo eso: es el fin de la prosperidad.

La verdad es que oyendo al susodicho economista me angustié mucho, y no puede evitar recordar a Kay, que ante la presión de la radio, cae por una ventana...

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