domingo, 12 de abril de 2009

Sinceridad y éxito

Ayer murió Corín Tellado, la autora de novelas rosa en lengua castellana más popular de todos los tiempos. Yo no he leído nunca nada suyo, pero una vez leí que Julio Cortázar la había leído alguna vez, como evasión, y eso hizo que me la mirarse con un poco más de respeto. Quiero decir que no todo ha de ser lectura “elevada”; a veces va bien inyectarse una pequeña dosis de escritura que no ha sido repasada. Porqué también leí eso, que Corín Tellado no repasaba nunca nada de lo que escribía. Lo que más me sorprende de esta manera de trabajar es que no fuese incoherente, pero en fin, cada cual tiene sus métodos. Jamás la he leído, pero alguna vez me había planteado leerla para saber “como escribía” alguien tan leído; pero por otras experiencias con autores muy populares que he leído por la curiosidad de ver qué escribe alguien que tiene tanto éxito, sé que esta clase de libros no me gusta. Además, Corín Tellado tuvo éxito durante una cierta época en unas circunstancias históricas concretas, diferentes de las actuales; me parece que últimamente no debía vender tanto... De lo que estoy segura es que ser la más leída no fue algo que ella estudiara y que dijese “escribiré así y seré la más leída”, sino que escribió como le salió del corazón, y, por circunstancias que ella no pudo controlar, se convirtió en la más leída. Por tanto, la enseñaza es obvia: estudiar sus novelas para intentar deducir qué las hizo tan leídas sólo me llevaría a la conclusión que para ser muy leído, lo primero que debe hacerse es ser sincero con lo que realmente te interesa y disfrutas escribiendo. Por lo que puedo deducir, ella escribía sobre sus fantasías románticas más íntimas... Yo misma decía que escribiendo sin repasar se podían colar incoherencias... Bueno, quizá no era incoherente precisamente porqué era absolutamente fiel a lo que sentía que debía escribir, a lo que a ella le gustaba pensar. Eso, ser coherente con uno mismo, con lo que realmente te interesa y te pasa por la cabeza, no es tan fácil como puede parecer a primera vista. Por ejemplo, a mí me daría un poco de vergüenza escribir mis fantasías románticas, que también las tengo: pensaría que nadie tiene porqué meter la nariz en ellas; además, a mí me gusta parecer una persona seria. Pero es precisamente aquí, donde se juntan la imaginación y la fantasía, donde nos desnudamos realmente. Y escribiendo se trata de desnudarse, ni que sea pudorosamente. Pero, a veces, sobretodo si has de salir a la intemperie, te hace sentir más segura ir un poco guarnecida...

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