jueves, 11 de junio de 2009

Single

En un zoo de Noruega, viven seis parejas de pingüinos heterosexuales, dos de pingüinos homosexuales y dos pingüinos (un macho y una hembra) que prefirieren ser solteros. Yo le preguntaría a una de estos pingüinos solteros:

_ Señora pingüino soltera, ¿sabe que hoy en día eso de ser soltero puede arreglarse?

_ Verá jovencita, es que mi cerebro aloja una parte muy pequeña de mi masa corporal...

_ Señora pingüino soltera, ¿sabe que ser soltero hasta hace pocos años estaba muy mal visto?

_ Verá jovencita, es que me paso el día en el agua y tengo las ideas un pelín remojadas...

_ Señora pingüino soltera, ¿cuándo sentará la cabeza?

_ Verá jovencita, yo tengo una cabeza muy dura, y si la sentara haría un agujero...

Ya veo que todo va a quedar en agua de borrajas, y eso que la señora pingüino solera se pasa todo el día, en el agua. Y, pasan los años, y la pingüino continua siendo soltera. ¿Se trata de una elección? ¿O de una imposición libremente escogida? Pero la señora pingüino soltera no se preocupa, porque ahora a los pingüinos solteros se les llama “singles”, y las simpáticas casas anunciadoras piensan mucho en ellos a la hora de hacerlos blanco de sus risueñas campañas. De hecho, esto era lo único que le faltaba a la señora pingüino soltera para sentirse tenida en consideración; si puede gastar como los demás, ¿qué importancia tiene que sea soltera?

No hay comentarios: