jueves, 2 de julio de 2009

Arte de lavar los platos sucios en público

Lavo los platos.

Viene mi madre y me riñe porqué, según ella, no enjuago bien los platos y en ellos queda espuma; me riñe porqué no gasto el agua suficiente lavando los platos. Es evidente que por un crimen así me merezco esta bronca monumental.

Continuo lavando los platos.

Viene mi padre y me riñe porqué, según él, hay una mancha de humedad bajo la pila que ha salido desde que soy yo quien lava los platos; me riñe porqué gasto demasiada agua lavando los platos. Es evidente que por un crimen así me merezco los gritos y el humor de perros.

Estas son las ventajas que conlleva el que me mantengan mis dilectísimos progenitores.

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