lunes, 1 de septiembre de 2008

Mi material

"La vida es aquello que te pasa mientras tu estás haciendo otros planes." Esta frase me viene a la cabeza ahora, en el impás de ponerme a escribir. El otro día oí por la radio que en Montserrat tienen celdas para gente que quiera ir allí a preparar oposiciones, por ejemplo. Me gustaría mucho poder ir, y allí, dejándome cautivar por el silencio, escribir. No porqué en casa no tenga silencio, sino porqué creo que alejarme de mi celda habitual me iría bien para distanciarme de mi propia historia, y eso redundaría en poder escribirla con más fluidez. Escribir la propia historia no es mi ideal, pienso que en realidad no hay demasiado nada digno de ser contado, pero me veo impelida a ello porqué no sé escribir "ficción". Los mecanismos me fallan completamente. Me doy cuenta que las historias que pueda inventar son cojas, les falta aliento. En cambio, haciendo el Blog de una lectora, me he dado cuenta que escribiendo sobre mis propias experiencias sí lo tengo. Por tanto, es lógico lo que se impone: explicarme como si hablase en un largo post sobre mi misma. Me dado cuenta que, para los críticos literarios, algo muy importante es la sinceridad; que el autor hable sinceramente de su mundo. Es curioso, porque de que eso fuese tan importante no me había dado cuenta nunca. Siempre he sido sincera, pero creía que eso carecía de valor. Siempre había pensado que lo que tenía valor era inventar, fabular, las mentiras, la imaginación. Creía que lo que yo pudiera explicar de la sencillez de mi vida no podía tener ningún interés: no he estado en la selva, no he navegado por los mares del sur... apenas he salido de casa. ¿Qué podría decir que fuese interesante? Siempre he pensado que mis experiencias no eran lo suficientemente buenas, o que, si lo eran, estaban equivocadas. Nadie puede desear que yo le explique como voy al supermercado una vez por semana, por ejemplo. Siempre he pensado que si hubiese tenido otro tipo de vida, que si hubiera conocido a otro tipo de gente, mi material a la hora de inventar sería caudaloso, que las aguas fluirían. Y en cambio, soy quien soy y tengo las pocas experiencias que tengo, y me doy cuenta que hasta que no deje de desear la vida palpitante que no tengo y acepte las limitaciones de mi vida real, hasta que no acepte mi material, no podré hacer nada bueno.

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