martes, 2 de septiembre de 2008

Dulce condena

Me doy cuenta que, escriba lo que escriba, nunca podrá ser muy diferente del Blog de una lectora. Yo ya no doy para más. Claro que me gustaría escribir una gran novela, una gran narración, pero he de reconocer que eso no esta a mi alcance, de momento. No tengo ningún dibujo en la cabeza que corresponda a una gran novela. Pero tengo el blog, y, en el fondo, eso ya me satisface, porqué escribo, me expreso, y además hay una respuesta por parte de los lectores. Soy consciente que son lectores, no amigos. A veces es fácil confundirse, porque se crean unos vínculos muy especiales: son gente que te escucha. Cuando, hace diez años, me afanaba yo sola para escribir mi primera obra, que se quedó a medio hacer, no podía imaginarme de ninguna manera que habría un día en que tendría lectores sin haber escrito ningún libro. Por eso, haciendo el blog siento un poco como si hubiese hecho trampa, como si hubiese engañado al destino: no he escrito ningún libro, tengo lectores. Se trata de un sentimiento muy especial.

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