miércoles, 15 de octubre de 2008

Pecados de gula

Estaba puesta la televisión: hablaba de las personas gordas, la gran plaga de nuestro tiempo. Constatan, con pruebas científicas, una evidencia: que estar gordo es malo para la salud. Eso estaría bien si sirviese para concienciar a la gente que está gorda de verdad, solamente, pero a buen seguro que muchas personas, sobretodo mujeres, que no están gordas, se comenzaran a sentir gordas y a sentirse acomplejadas por culpa de reportajes como estos. El culto al cuerpo delgado es la nueva manera que tenemos de expiar nuestros pecados ahora que ya no nos confesamos y que la religión no tiene un peso preponderante en nuestra vida. Parece que necesitamos sentirnos culpables por algo, auto flagelarnos por algún pecado. ¿Qué mejor que castigarnos a no comer cosas sabrosas para expiar nuestro pecado de no estar del todo delgadas, cuando podríamos aceptarnos a nosotras misma tal y como somos y no sufrir? En nuestra cultura judeocristiana, nuestro cerebro no deja de funcionar como comer lo que te apetece – placer – pecado, comer cosas insustanciales – aburrimiento – expiación del pecado. Y entonces, los mismos programas que nos dicen que hemos de comer sano están llenos de propaganda de bollería industrial. La gran contradicción de nuestro tiempo.
Hace tiempo, trabajaba con una persona que decía que no comía chocolate porqué un día se dio cuenta que ella entraba por una puerta y su culo entraba tres segundos después. A mi no me molestaba que no comiese chocolate, cada cual hace lo que quiere. El problema era que, por mi bien, se sentía obligada a predicarme la buena nueva y obligarme a mí también a no comer chocolate. ¡Cómo yo estaba más gorda que ella! Creía que me hacía un favor... Jamás me atrevía a decirle que yo no consideraba que valiese menos que ella por el hecho de estar más gorda y de comer chocolate, algo que ella debía creer, tal y como insistía en que no comiese...
Es cierto que una vez, saliendo con un chico, un amigo suyo le dijo que él no se rebajaría a salir con una tía gorda como yo sólo por el hecho de ir con una chica.
Tomé buena nota, y no he salido con ningún otro. ¡Si salir con una chica gorda como yo ha de rebajar a un chico! De todos modos hay gente que la grasa la tiene en el cerebro, sólo que no se da cuenta.
Hubo una persona que llegó a decirme si tomaba dos raciones de cada plato, en las comidas...
Es evidente que no estoy tan delgada como estas modelos que salen en las revistas. Al fin y al cabo, ellas viven de su cuerpo, han de estarlo; a mí eso no me hace falta. No pienso sentirme culpable por el hecho de no estar tan delgada como predican las modas, no considero que valga menos por ello. No considero que coma desaforadamente, ni pienso expiar una culpa que no es mía. Quizá no tendré derecho a meterme en la cama con un Bratt Pitt porqué mi cuerpo no estará a la altura, pero francamente, tampoco lo hecho de menos. Yo creo que lo más importante es aceptarse uno mismo, y no engañarse empezando cada quince días una nueva dieta como hacen algunos, algo que ya deberían saber positivamente que no les llevará a ninguna parte.





1 comentario:

Anabel Rodríguez dijo...

Quien dice cada quince dias, también dice todos los lunes. Bueno, lo mejor será no obsesionarse.