sábado, 8 de noviembre de 2008

Reflexiones de sábado desocupado

Leo en Saragatona que, para transmitir los mensajes que componen la comunicación, lo más importante es el lenguaje corporal. Y me doy cuenta que eso que yo hago, comunicarme con los demás a través de la lectura y la escritura, es, de hecho, una manera muy imperfecta de comunicarse, porque me pierdo el tono de voz, me pierdo la gestualidad... Seguramente por eso me he equivocado más de una vez pensado que eran amigos míos personas que en realidad no lo eran... Es evidente que si ya me equivoco en la vida “real”, pensar que por Internet lo acertaré más es una completa utopía. Nota mental: recordar que lo que escribe alguien es un subconjunto de esa persona, que le define inequívocamente (si el texto es bueno) y aquella persona sólo puede generar aquel subconjunto y no otro, pero sólo es una parte de todo el conjunto que es ese alguien, que está compuesto de más elementos, elementos que, incluso viéndolo gestualizar, quizá no seriamos capaces de calibrar. Dickens dijo que cada persona está hecha de un material que constituye un profundo misterio para los demás... Puede ser que la escritura parezca clara y limpia como un paisaje de primavera, pero a buen seguro que quien escribe tiene rincones oscuros que, con la escritura, puede controlar de no comunicar, pero que si nos encerrasen con él en una habitación durante tres días, nos enteraríamos muy bien de cuales son... No sé porqué prefiero la comunicación escrita a la que se lleva a cabo con la gestualidad del cuerpo... Creo que es una manera de defenderme, de mantener a raya un mundo exterior muchas veces hostil. Con la gestualidad sólo consigues darte cuenta de cosas que no te gustan y que muchas veces no puedes asumir... Prefiero la comunicación escrita, prefiero quedar escondida de las agresiones del mundo, aunque sean agresiones sólo mentales. Y puede parecer que soy muy transparente, que me vacío en cada post y que yo soy completamente aquello que escribo... pero no veis mi mirada insegura, no sabéis el tono de voz con que pronunciaría lo que escribo (aunque yo siempre he pensado que si el texto es bueno, el tono de voz ha de poder deducirse), no me veis mover las manos como un molinillo, arquear la espalda, poner un pie tras el otro torcidamente cuando camino y se me ocurren los post... para suerte mía, claro. Tampoco estáis dentro de mi cabeza para vez mis paranoias. Pero, si la comunicación fuese completa y no hubiera este filtro... ¿os interesarías más por mí? ¡Más bien creo que aprovecharías la primera oportunidad que se os diese para huir corriendo! Pues así, ¿no es una gran cosa que tenga la posibilidad de mostrar-me sólo en subconjunto?
(Eso de quedarse encerrado en una habitación tres días con alguien me parece que lo he sacado de un chiste que me explicaba un compañero de clase del instituto sobre la legión: se ve que en la legión, como “prueva iniciática”, te encierran tres días en una casita con una cabra... y al final, claro, ha de ser o tú o la cabra...)

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