jueves, 1 de enero de 2009

Luis Miguel y yo

Me parece que nunca he dicho en el blog que una vez fui definida por un internauta como “una fanática de Luis Miguel”. Yo no me definiría a mí misma como una fanática de nada, pero si que es cierto que Luis Miguel me gusta mucho. Pero me analizo a mi misma, y no me comprendo. Para empezar me pregunto qué es exactamente lo que me gusta de él... porqué lo que transmite es una ilusión. Quiero decir que este hombre (porqué es un pedazo de hombre, todo hay que decirlo) es un conquistador que cuando acaba con una empieza con otra, y estoy segura que no da abasto, y que, tal y como lo describiría un machista, procurando tener el máximo número de fans satisfechas lleva a cabo un servicio al sector femenino de la sociedad. Hacen cola por él, y, como él es un machote, sabe cumplir. Pero estoy segura que no sabe lo que es esforzarse por una relación, que no sabe nada del sacrificio y el compromiso necesarios para tener una relación duradera. (Bueno, ya sabéis que a mi no me caen bien los conquistadores... ¡Y estoy totalmente en contra que este individuo me guste!) Pero en cambio... cuando empieza a cantar “yo me empiezo a enamorar, no sé tú”, o “o tú o ninguna”, o “tengo todo excepto a ti, y el calor de tus besos”, interpretando tan bien que parece que de verdad sea constante en el amor, se me cae la baba... Sé que es una ilusión, un truco que ha aprendido muy y muy bien, que sabe hacer bien su trabajo, y que con el tipo de vida que lleva él mismo no puede creerse de ninguna manera lo que canta, lo que tan bien interpreta. Pero me tiene el corazón robado. Y aparte de la interpretación o del instinto musical, otro gran mérito suyo es su capacidad para escoger el repertorio. Letras directas a mis más bajos instintos, y a los de cualquier mujer. Se entrega a cada nuevo clásico de amor como si fuese un casto trovador de la edad media que suspira hace veinte años por la misma dama sin ser correspondido (y eso, evidentemente, tratándose de él es una gran mentira... ¿cómo lo hace para transmitirlo tan bien?) No sé. Mi librero dice que a veces las personas queremos ser engañadas. ¡Ay, si seré tontaina!

No hay comentarios: