jueves, 23 de abril de 2009

Pasión incendiaria

Hoy he sabido que un compañero mío del instituto, que es un actor reconocido, publicará su primera novela. Evidentemente, me alegro mucho por él, pero... llevo toda mi vida leyendo y escribiendo, y todavía no estoy en condiciones de escribir mi “primera novela” (por no hablar de hacer que se publique). En cambio esta persona no ha hecho más que lo que podríamos llamar “vivir la vida” durante todo este tiempo: es actor guaperas (que no digo que no sea buen actor, ¿eh?) Pero os podéis imaginar que no se ha pasado demasiadas veladas solo en su casa leyendo... y ya veis, sin mucho ruido, ¡ya publica! No pienso comprarme la novela (a mucho estirar, si de aquí cinco años todavía se habla de ella haré un esfuerzo), pero me muero de la curiosidad de saber si escribe bien. Más concretamente, si “vivir la vida” le ha servido para escribir mejor que yo, que me he quedado en casa leyendo y escribiendo. Es buen actor... ¿podría ser bueno en dos actividades artísticas tan alejadas? Si alguien me dice que pinta y que escribe, todavía puedo llegar a pensar que sea bueno en ambas cosas, porqué son dos artes que tienen mucho que ver... pero, un actor, ¿puede ser bueno escribiendo? Esto es como cuando un periodista habla muy bien por la radio (y no diré nombres); normalmente lo que escriben es ilegible, los compases temporales de la escritura y del habla son diferentes; incluso Rubianes, que en el lenguaje gestual no tenía rival, escrito era otra cosa; un actor está acostumbrado a hablar con su cuerpo... ¿puede hacer un buen papel sólo con palabras? Pero, de hecho, aquí no me interesan las preguntas genéricas, sólo quiero saber si este actor concreto escribe bien o no sin tener que comprarme el libro.(No fuera el caso que fuese un engendro como Las primeras veces de Jordi Mollà). O lo que yo considero que es escribir bien, que este también sería un tema del que habría mucho a discutir. Algo que estoy tentada de decir es aquello de “sólo faltaría que fuera bueno”. Mi librero me lo dijo esto, a mí: me dijo que, después de haberme pasado la vida haciendo el vago, sólo faltaría que fuera buena escribiendo. Por tanto, sé que esta frase es una imbecilidad y no voy a usarla. Si claro, sólo faltaría que después de haberme (yo) pasado la vida leyendo y escribiendo llegase (él) que no ha leído nada (o quizá sólo sea yo que lo crea, esto), ¡y escribiera mejor que yo! ¡Faltaría más! Pero no lo diré. Si es bueno escribiendo, mejor para él. Como mínimo el argumento promete: habla de una pasión “incendiaria”, y eso ya es un adjetivo usado de una manera sugerente y original. Quizá sí que sabe algo, de escritura, al fin y al cabo... ¿Cuantos de nosotros no perderíamos la cabeza si en nuestras vidas entrara una pasión “incendiaria”, aunque fuera en forma de novela? Aunque, en mi caso, si quisiera eso me parece que primero tendría que ir a Lourdes...

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