domingo, 19 de abril de 2009

La magia del paso del tiempo

Como persona que hasta ahora siempre ha sido joven, siempre había pensado que los “viejos”, hablando del paso del tiempo y de sus estragos, eran unos pesados. Me había hecho el firme propósito de no hacerme pesada yo también, una vez fuera mayor... Por qué, ¿a quién le interesa lo viejo que te haces? A mí jamás me ha interesado lo viejos que se hacen los otros, os lo aseguro... Pero, como dice Jaime Gil de Biedma, pronto esto se convierte en el único argumento de la obra... Me doy cuenta que yo también me haré mayor y me convertiré en una voz quejica más de las que hablan con más o menos acierto, con más o menos sentimiento, del paso del tiempo y de sus estragos... y me convertiré en uno de estos pesados, un poco sin quererlo, pero de manera inevitable, porqué el tiempo no puede dejar de pasar. Ya sé que la manera como yo me hago vieja tampoco le interesará a nadie, y que, como yo cuando era joven, los demás pensarán “¿a quién le interesa esto?”. Pero resultará que “eso”, este tema, interesará profundamente a la persona que escribe, persona que ahora piensa: ¡ojalá hubiese escuchado más cuando me hablaban de ello! Así, como por arte de magia; la magia del paso del tiempo...

No hay comentarios: