jueves, 22 de octubre de 2009

Pela y libertad

Oigo con preocupación como en los Estados Unidos, pero también aquí, los periódicos y revistas ya ponen a sus redactores la condición de no crear blogs personales hablando libremente de las cosas que se les quedan en el tintero en el periódico, y a la información de las que acceden gracias a trabajar en él. Eso en principio podría parecer razonable: yo te pago un sueldo, por tanto “te compro” la libertad de decir lo que quieras, y sólo dirás lo que yo quiera. Parece lógico que los que tienen el poder actúen así. Y también me parece lógico que todos estos trabadores de la información se dejen comprar, al fin y al cabo de algo se ha de vivir. La única cosa que me sabe mal es que yo creía que los blogs podrían ser a la larga una especie de contrapoder a los medios “oficiales”, a la verdad establecida. Y me doy cuenta que si van cerrando la boca y hacen ser “políticamente correctos” a todos los que cobran por escribir, la posibilidad de decir las verdades quedará en manos de aficionados que vivimos de otra cosa, pero no de escribir. No creo que con cláusulas de estas puedan hacer callar el “blog power”, pero van a dejarlo circunscrito a la marginalidad. No sé, tampoco sé lo suficiente sobre el tema, pero esta prolongación de lo que dicen los periódicos a los blogs personales de sus redactores me parece una peligrosa ingerencia a la libertad de expresión, y con el tiempo tanta endogamia empezará a hacer tufillo. Me gustaría que los blogs continuasen siento una alternativa saludable a la prensa “oficial”. A ver si resultará que aquello que dijo aquel periodista en aquella charla que fui, aquello que “en un blog tú eres editor de tu propia mirada”, desaparecerá...

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