domingo, 2 de noviembre de 2008

Tímida contricción

Un comentario de un lector me hace reflexionar: es sobre eso que hago a veces de exponer los defectos de los demás en el blog como si fuesen un venado descuartizado que gira sobre las brasas. Dice esta persona que no quiere ser amigo mío precisamente porqué hago esto, y no quiere ver un buen día sus defectos “expuestos” en mi blog. El caso es que yo no creo que exponga los defectos de mis amigos en el blog, principalmente porque tengo muy pocos amigos, pero en fin, si él lo dice... quizá sí que en alguna ocasión lo haya hecho... Lo que está claro es que con la gente distante: escritores, famosos, gente que observo por la calle... no tengo piedad. Eso sí que debo reconocerlo y tampoco me gusta demasiado tener como tema las críticas a los demás. Pero, ¿qué es un escritor sino una persona que observa la realidad y la pasa por su tamiz? Y si eso incluye decir cosas “políticamente incorrectas” y que no gustarían al aludido... ¿No es lo que yo veo que hace la gente que no escribe, normalmente, criticarse los unos a los otros cuando la persona a quien critican no los oye? ¡Criticarme a mí! Como persona que siempre ha sido muy criticada por la sana “gente normal” que no tienen ninguna enfermedad me parece que no cometo ningún delito criticando un poco yo también... En todo caso, tengo la sensación que no lo hago con mala leche, aunque a saber lo que parece... Me sabe mal si con ello “he pecado” de cotilla y lengua larga... Claro que a mí me gustaría mucho más ser intelectual y hablar en cada post de Cervantes... pero me parece que no doy para tanto...

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