martes, 13 de octubre de 2009

Los caminos de la frustración

Ayer caminé un largo rato. Salí de casa porqué, sabiendo que a pesar que fuese día de fiesta los comercios abrían, creí que estaría abierta una librería donde hacen descuento. Pero estaba cerrada. Por la hora que era (pleno mediodía) las demás librerías también estaban cerradas, y no sé si abrieron en día de fiesta o no. Pero no podía entretenerme esperando a que abriesen, y que luego resultase que no abrían.

Caminar por las calles sin poder entrar en ninguna librería a comprarme un libro es algo que me frustra. Con el tiempo, parece que he llegado a un punto en el que salir de casa no me vale la pena si no me compro un libro. Una psicóloga me dijo que tenía necesidad de recompensarme por el esfuerzo que me suponía enfrentarme a las personas. Sea lo que sea, debía haber previsto la sensación de impotencia. Sentir frustración cuando necesitas hacer algo y no está a tu alcance conseguirlo es muy desagradable. Dice que las personas adictas tenemos poca tolerancia a la frustración. Quiero aprender, de verdad que quiero aprender. Quiero aprender a ser mayor y a poder soportar el sentirme frustrada un largo rato cuando hace tiempo que no me compro ningún libro. Si no fuera una sensación tan desagradable ya hace tiempo que habría aprendido a soportarla. Dice que las adicciones las hace el aislamiento, pero la verdad es que dudo que unas relaciones interpersonales satisfactorias me impidiesen continuar deseando comprarme libros. De hecho, poseer y leer libros son mis relaciones interpersonales satisfactorias; los libros son mi vida social. Paso tan buenos ratos leyendo, estoy tan tranquila, me siento tan poco agredida por el medio cuando leo, que me es inconcebible pensar que podría substituir los libros por personas, y así diluir la sensación de frustración cuando no consigo comprarme un nuevo libro, otro. (Libros que leo a un ritmo mucho más lento del que los compro, todo hay que decirlo.) Mientras leo y disfruto leyendo, se me abre el apetito de poseer nuevos libros y poder leerlos y así continuar pasando buenos ratos. En cambio sé que intentar tener nuevos amigos de carne y hueso sólo me traería nuevas desilusiones. Es completamente cierto aquello que dicen: quien tiene un libro tiene un amigo. Y un amigo de más calidad que según quien.

Algo que ahora me preocupa es todo eso del libro electrónico. Me temo que obligue a cerrar librerías y que los libros de papel dejen de tener un precio suficientemente razonable a mi alcance. Sé que continuaran existiendo, pero si nadie los compra serán tan caros que coleccionarlos como yo he hecho hasta ahora se hará insostenible. Eso sí que me preocupa realmente. Además, ¿dejaran de estar bien de precio antes de que haya podido comprarme todos los que quiero comprarme, los que necesito tener? Entonces ¡no tendría más remedio que curarme! O continuar frustrada por siempre jamás. ¡Horror y terror!

1 comentario:

Anabel Rodríguez dijo...

De momento no te preocupes demasiado. Por un lado los instrumentos para leerlos son muy caros. No creo que haya un boom en su venta, al menos hasta que se economicen. Lo mismo algún día tu también te unes a ese clan y puedes comprar libros muy bien de precio.
No le des vueltas a la cabeza, y en todo caso míralo en positivo, piensa en la cantidad de libros que podrás tener en mucho menos espacio físico. Hmmmmm.
Besos