jueves, 4 de diciembre de 2008

La primera ley positrónica

Isaac Asimov creó Las tres leyes de la robótica para que fuesen implantadas en el cerebro positrónico de sus robots y estos no pudieran escoger de no obedecerlas, por el bien de sus creadores, la tan conspicua “humanidad”.

La primera ley dice:

“Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.”

Un robot no puede escoger no cumplirla, es un esclavo. Lo aquí se concluye es que lo que diferencia a un humano de un robot es el libre albedrío, que un humano puede escoger de no cumplir eso que parece tan razonable, y que parecería que ha de ser ley tanto para humanos como para robots. Y que para los humanos “en teoría” es ley, pero a la práctica... Porqué los humanos tenemos poder sobre nuestros actos, podemos escoger, por tanto, lo que nos diferencia de los robots esclavizados y nos da poder sobre nosotros mismos y sobre los demás es el hecho de que tenemos la posibilidad de escoger libremente la acción de hacer daño a otro ser humano...

1 comentario:

Anabel Rodríguez dijo...

¿Se puede decir Chapó? Pues eso, un razonamiento estupendo.
Besitos